Para pedir la renovación de los dones recibidos del Espíritu Santo.
Encomendamos a nuestro Padre Párroco, P. Francisco, y en el silencio del corazón también a todos aquellos sacerdotes por los que queremos hacer esta oración.
¡Oh Espíritu Santo! En este día te pedimos que vuelvas a inundar el alma de Tu SACERDOTE, P. Francisco, nuestro párroco, como en el día de su ordenación. Te pedimos que vuelva a sentir el gozo, la felicidad y la emoción tan grandes de ese día.
Que nunca deje de sentir lo que sintió ese primer día, que su vida no llegue a ser nunca una rutina, que cada día amanezca con el mismo celo y la misma voluntad de servirte, sirviendo a los demás.
Haz que dé siempre buen ejemplo, haz que los que se acerquen a él sientan que se acercaron a Ti y que por medio de él tocaste sus vidas.
Dale la humildad de reconocer que no somos nada, ni somos dignos de nada, pero que por medio de Tu misericordia y por medio de Tu amor nos das todo sin merecerlo, y que lo que nos queda es aceptarlo y pasar cada instante de nuestras vidas agradeciéndotelo.
Fortalece sus puntos débiles que son donde Tú manifiestas Tu gloria y sostén sus puntos fuertes, y que sepa reconocer con humildad y con verdad que lo bueno que hay en él, no es más que un reflejo de Ti mismo.
No permitas que satanás obstaculice su camino, que cuando lleguen las tentaciones tenga la fuerza para vencerlas al instante, que nunca llegue a ofenderte con la ayuda de Tu gracia.
Tu pueblo, Señor, necesita que él y todos Tus sacerdotes sean santos y totalmente entregados a Tu servicio. Ayúdalos porque lo que Tú les pides es muy difícil y sin Ti nada podrán hacer.
También Te pedimos por todas las intenciones que él tenga en su corazón. Que sus sueños, sus anhelos y sus deseos siempre estén de acuerdo con Tu voluntad.
No permitas que conozca la tristeza, que su alegría interior sea tan grande que no haya nada que la pueda destruir ni afectar.
Tú sabes que nuestra intención es la de pedir por él ahora y siempre con la esperanza de que escuches nuestras pobres oraciones.
Gracias por todo lo que nos das y esperamos un día, por medio de Tu amor, Tu perdón, y Tu misericordia, llegar a gozar contigo por toda la eternidad en el cielo.
Así sea.
Encomendamos a nuestro Padre Párroco, P. Francisco, y en el silencio del corazón también a todos aquellos sacerdotes por los que queremos hacer esta oración.
¡Oh Espíritu Santo! En este día te pedimos que vuelvas a inundar el alma de Tu SACERDOTE, P. Francisco, nuestro párroco, como en el día de su ordenación. Te pedimos que vuelva a sentir el gozo, la felicidad y la emoción tan grandes de ese día.
Que nunca deje de sentir lo que sintió ese primer día, que su vida no llegue a ser nunca una rutina, que cada día amanezca con el mismo celo y la misma voluntad de servirte, sirviendo a los demás.
Haz que dé siempre buen ejemplo, haz que los que se acerquen a él sientan que se acercaron a Ti y que por medio de él tocaste sus vidas.
Dale la humildad de reconocer que no somos nada, ni somos dignos de nada, pero que por medio de Tu misericordia y por medio de Tu amor nos das todo sin merecerlo, y que lo que nos queda es aceptarlo y pasar cada instante de nuestras vidas agradeciéndotelo.
Fortalece sus puntos débiles que son donde Tú manifiestas Tu gloria y sostén sus puntos fuertes, y que sepa reconocer con humildad y con verdad que lo bueno que hay en él, no es más que un reflejo de Ti mismo.
No permitas que satanás obstaculice su camino, que cuando lleguen las tentaciones tenga la fuerza para vencerlas al instante, que nunca llegue a ofenderte con la ayuda de Tu gracia.
Tu pueblo, Señor, necesita que él y todos Tus sacerdotes sean santos y totalmente entregados a Tu servicio. Ayúdalos porque lo que Tú les pides es muy difícil y sin Ti nada podrán hacer.
También Te pedimos por todas las intenciones que él tenga en su corazón. Que sus sueños, sus anhelos y sus deseos siempre estén de acuerdo con Tu voluntad.
No permitas que conozca la tristeza, que su alegría interior sea tan grande que no haya nada que la pueda destruir ni afectar.
Tú sabes que nuestra intención es la de pedir por él ahora y siempre con la esperanza de que escuches nuestras pobres oraciones.
Gracias por todo lo que nos das y esperamos un día, por medio de Tu amor, Tu perdón, y Tu misericordia, llegar a gozar contigo por toda la eternidad en el cielo.
Así sea.
